14 de agosto de 2015

Dilema 2015

El futuro llegó rápidamente. El hombre estadio huyó de Olympique Marsella luego que la dirigencia le desmantelara el ya corto plantel con el que contaba previamente y se vino ráudamente a nuestros (y suyos) pagos, dejándonos sin la posibilidad de venderles a Casco (por ahora) pero también abriendo la puerta de la ilusión, esa que siempre florece en los corazones rojinegros cada vez que este loco anda suelto (?).
Ahora bien, como todos sabemos hay una serie de trabas para que el sueño se haga realidad. El primero es justamente la realidad. Ya nadie oculta que el clan del 88' no quiere a Bielsa en el club y si mantenerse ellos, o por lo menos su idea futbolística, hoy encarnada en Bernardi. Luego, están las demás diferencias programáticas, que han pasado ya a ser casi una cuestión de piel, entre Marcelo y la CD -mas allá de su afecto con los autoconvocados, una especie de topos (?)-, que impiden su llegada al club.

Pero si lo llevamos al terreno de la ilusión de todo hincha en volverlo a ver por el parque o por bella vista con un escudo rojinegro pintado en su ropa, aparece otra gran dificultad que nos retrotrae a los débiles debates de 2010, cuando se renombró al Coloso.
Rogarle a Bielsa que vuelva encarna una complejidad: precisamos, requerimos, anhelamos a la persona, al director técnico (¿o directivo?), ese que conjuga elogios, críticas, una ética de trabajo, una obsesión por la faz ofensiva del juego y un cariño con sus dirigidos imposible de soslayar. 
Pero hay un aspecto importante a tratar, que ya lo hemos hecho en posts anteriores, y es la faz de Bielsa como ídolo, que también se pondría en juego.
No es un tema menor, ¿como podríamos los hinchas y él mismo soportar el manoseo de la figura, del ícono que se ha generado en torno a el?
Toda gesta, todo poder, todo dominio, necesita un relato, un discurso, una historia que le de sustento, que refuerce sus principios, sus valores, que genere ese sentimiento de pertenencia, de identidad entre las bases populares que lo sostienen. 
Marcelo Alberto Bielsa es ya en el año 2015 no solo uno de los mejores entrenadores de futbol del mundo, sino también una construcción mítica, sobre un lider que no solamente conduce a su propia tropa hacia desafíos inimaginados, los mejora, los hace suyos. También les inspira una confianza suprema, la cual se contagia a colaboradores, hinchas, periodistas, colegas. Quizás sea ese sentido de autoexigencia y autosuperación la que lo catapultan a un pedestal entre los íconos del imaginario argentino. "Puedes olvidarte de lo que dijeron o de lo que hicieron, pero nunca podrás olvidarte de como te hicieron sentir" dijo alguna vez el hombre visera, pero aca en Newell's no olvidamos nada de lo que dijo o hizo para hacernos crecer como institución. 
San Martin, Peron y Bielsa. Podrán ser criticados por su obra, por lo que son y no fueron como personas o como funcionarios de x lugar, pero lo que no se puede negar es su ascendencia en el pueblo o por lo menos su posicionamiento como ídolos (amados u odiados, pero nunca ignorados).
Es muy frecuente ver a leprosos recurrir en la víspera de partidos importantes a frases de MAB, he allí la mayor prueba de afecto y reconocimiento: buscar en el una inspiración para sacar fuerzas de adentro (?) y dar un plus en el momento indicado, convirtiéndolo así en una especie de deidad propia de una religión, mas que tan solo un entrenador de fútbol.
¿Estamos preparados entonces para bajar al hombre cuyo nombre le da denominación al estadio, al llano, a la destrucción minuto a minuto, día a día, a esa picadora de carne que es el fútbol profesional, manoseando así la imagen, el ícono, la estatua, la idealización de su persona, en pos de conseguir mejores resultados deportivos? ¿Somos capaces de tener la paciencia necesaria para dejarlo resolver aún a riesgo de no volver a repetir los logros que supo obtener en su momento? ¿Queremos tirar por la borda todo lo que luchó el Tata para tener a Bernardi -uno de sus discípulos predilectos- en el banco de suplentes, apostando por una renovación de nombres, mas no de la idea?
Y por otro lado, ¿cuanto tiempo mas estaremos dispuestos a soportar sin ver plasmado nuestro sueño de verlo dirigiendo, conduciendo, aplicando sus planes para las inferiores (que sabemos que los tiene) , mejorando a los jugadores, a los empleados y a todo el que tenga contacto con él en Newell's (si hay algo de lo que no se duda por acà es de su sobrada capacidad en cuanto al manejo del futbol se refiere y a su permanente obstinación por mejorar cada día)? 
La decisión de ir a buscar a Bielsa, antes de pensar en su posibilidad, primero debe ser resuelta en el interior de cada leproso, y es una decisión sentimental pero a la vez política, antes de poder poner -o no- manos a la obra.

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